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Cuando hace cuatro fechas Tomás Drápela salió lesionado con fractura de clavícula, el futuro de Liniers se volvió complejo y sufrido. El poder ofensivo, quizás el lado más débil de los ex alumnos del Saint George, prácticamente llegaba a cero con la salida del goleador del equipo. Los planes de Liniers en ese momento era claros: volver a Primera después de un breve paso por la B de la Liga San José.
El fin de semana, en las semifinales, enfrentaron a Vikingos, un rival conocido con buenos argumentos en el mediocampo y en la delantera, también favoritos para regresar a la A.
Para reemplazar a Drápela, ubicaron como 9 a Pablo Fogar, volante por derecha que estaba realizando un campeonato excelente, con mucho fondo físico, rapidez y potencia. La adaptación al nuevo puesto fue sorprendente. «Es el típico delantero contra el que no quieres jugar: corre, no da pelotas por perdidas, pega patadas, llega a todas», cuenta Juan Pablo Aylwin, central de Liniers.
Todos sabían que el partido contra Vikingos sería apretado y el 1-0 final así lo demuestra. No hubo muchas llegadas en ninguno de los dos arcos y el gol de Cristóbal Lira fue una jugada puntual en la que se recuperó un balón. Aylwin reconoce que después aguantaron como pudieron y que incluso en el último minuto pudieron empatarles con una pelota que dio en el palo luego de un córner casi olímpico.
De los últimos seis partidos antes de los playoffs, Liniers había ganado cinco y perdieron contra Vikingos. Fue con Carnaval, en la fase regular cuando supieron que las cosas podían cambiar. Era el encuentro clave, porque Carnaval venía puntero.
Después de ganar ese partido, con goles anulados y un penal perdido, supieron que nunca tenían que haber estado en la B. «No es una sorpresa que hayamos ascendido, fue un golpe muy duro haber bajado», comenta Juan Pablo Aylwin, que además es parte de la gerencia técnica del club, quien menciona como dos jugadores clave en la temporada a Konstantino Paterakis, el 10 zurdo que movió el mediocampo azul, y a José Miguel Peña, quien regresó desde Estados Unidos para ponerse los guantes y atajarlo todo en los momentos que más se necesitaba.
La celebración del plantel comenzó en la misma liga y luego se trasladó hasta donde estaba Sebastián Vergara, uno de los fundadores del equipo que se llama así en homenaje al barrio del club argentino Vélez Sarsfield. ¿Por qué con él? Un día antes, Vergara había pedido matrimonio y el primer regalo que le quisieron dar fue el regreso a Primera.