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Cuenta la leyenda que la historia gloriosa de Canillas se inició en 2002. Al principio se llamaban Gurúes y fueron campeones en la Liga El Castillo. En 2003 se rebautizaron, como “América” y en 2004, pasaron a ser definitivamente Canillas, año exacto que coincide con su llegada a la Liga San José. La historia de ese legendario Canillas es larga, acumula victoria épicas y tiene muchas hazañas, algunos pasajes, incluso, se siguen escribiendo en otra liga. Hoy, la Serie Junior en la Liga San José comienza en 2017 cuando la segunda generación del equipo pasó a Senior. Tuvieron un muy buen comienzo saliendo terceros del campeonato largo y campeones de la Copa de Plata en el torneo corto de 2017. Ese año hicieron una buena mezcla entre generaciones, de ayer y hoy, recibiendo el aliento de la serie que les daba la bienvenida y el apoyo en cancha con jugadores como Peyu Dragicevic, Miguel Anabalón, Clemente Gomez y Francisco Ilhabaca. Recuerdan esa época como de muy lindos partidos -y asados- especialmente uno que jugaron en el colegio Saint George, forjador de insignes Canilleros. La serie Junior, también sufrió cuando la Serie Senior emigró a otra liga en 2015. Por esa serie de bajas, en el ánimo y en la gente, terminaron descendiendo en la promoción contra Vikingos. En Canillas se recuerda como si fuera hoy ese triste momento: “Minuto 120 y con uno menos desde el primer tiempo cometemos un penal que ellos convierten en gol, así, Canillas pierde por primera vez la categoría y se va a Junior B. Ese es de los momentos más triste en la historia de esta institución, pero creo que a la larga nos hizo ganar experiencia, aguante y garra”, comentan los muchachos de Junior reflexionando sobre su historia. Finalizando el 2018 ya estaban de vuelta en Junior A. Como les dolió descender, lograron el ascenso de inmediato. En 2019 vivieron los mismos resultados: descendieron en el campeonato largo y de ahí en el torneo corto se sobrepusieron y volvieron a ascender. Este 2020, que está aún por escribirse en materia futbolística, esperan consolidarse en Junior A.
Para finalizar, en Canillas, reconocen con hidalguía lo que han vivido y miran con optimismo el futuro. “Los descensos han sido una pena, pero rescatamos que siempre hemos tenido los huevos y la valentía de levantar la frente e intentarlo de nuevo; con aguante, humildad, creciendo como equipo y sobre todo con hambre. Creo que nuestro mayor sello distintivo es este, el tener la resiliencia, dignidad y el amor por la camiseta que se requiere para no abandonar ni desmotivarse en tiempos amargos. Esta incondicionalidad nos llena de orgullo y es lo primero que se espera de quién se integra a Canillas”.